Este post quiero dedicarlo a mi amigo Osvaldo Comelli con todo mi respeto y mis condolencias por el fallecimiento de su querido padre.
Hay días que nos faltan palabras para poder expresar todo lo que sentimos, que realmente al ponernos en los zapatos del otro quisiéramos podemos expresar nuestro dolor compartido y las mejores expresiones de afecto. En eventos así, la verdad es que no hay ninguna palabra que llene el vacío que deja el ser que amamos y no veremos más.
Hay un pasaje de la Biblia en el evangelio de Mateo capitulo 14 de los versos 13 al final que habla sobre la empatía más grande que este mundo pudo experimentar: la compasión de Jesús por la gente. El pasaje dice que Jesús después de recibir noticias terribles se apartó de la gente para estar en un lugar el solo. Jesús, dice la escritura un poco más adelante, sintió compasión al ver a la gente necesitada! Les alimentó, los curó y les mostró su amor enseñándoles lecciones de vida.
No hay otra religión o creencia en el mundo que hable de un Dios así: que dejara todo, gloria, trono, reino, poder y viniera al mundo a vivir una vida simple y ordinaria, a ser empático, a vivir hombro con hombro la necesidad de las personas, a llorar con los que lloran, a sentir una misma cosa, a tener compasión en el sentido más amplio de la palabra. Jesús es el único Dios que puso su propio bienestar de por medio por la gente que amó. La lección es maravillosa y nos llena de esperanza y consuelo!
Pero Jesús no sólo se quedó en ser un compañero, un amigo, en vivir una vida compasiva y ayudar a otros, sino que nos mostró (en ese mismo pasaje), cómo las cosas debieran ser: sin enfermedad (curó a los enfermos), sin hambre (alimentó a miles), sin temor (rescató del agua a Pedro), la creación en armonía (caminó sobre el agua), todo puesto en su lugar y como fue diseñado y creado por Él mismo desde el inicio de los tiempos. ¿Cuánto deseamos un mundo así?! Que nostalgia nos produce pensar en que nuestros seres queridos fueran sanados, en que no existiera más pobreza, necesidad, desánimo, falta de fe y confianza, confusión, que el mundo fuera un lugar mejor; no digamos mejor, perfecto!
Los discípulos lo entendieron! Después de la lección de fe para Pedro al caminar en el agua y ser salvado por Jesús: dijeron "verdaderamente tú eres el Hijo de Dios", lo que estaban diciendo fue que Él era Dios mismo! y que ellos estaban confiando en Él para la vida presente y la venidera.
Espero que este pasaje traiga consuelo y esperanza al corazón triste y afligido de mi amigo y de los suyos!
Un abrazo